Niños vegetarianos

Por lo dicho anteriormente (La alimentación en la nueva energía y los niños espirituales) , la ingesta de carnes debe de evitarse en todo lo posible en niños espirituales. Las carnes (por supuesto incluyendo el pollo) provienen de animales con un cuerpo emocional muy fuerte.

Cuando el animal es matado, el cuerpo emocional recibe el impacto emocional del miedo y el susto de la muerte violenta. Este impacto se mantiene unido a la carne hasta que ésta se deshace. Esto significa que todo producto cárnico mantiene las emociones del animal mientras éste era matado, y también las emociones de su cautiverio. Hasta el punto de que un niño espiritual, cuando toma la carne, puede perfectamente revivir la muerte del animal e incluso relatar cómo fue esta muerte.

Pero no sólo en las carnes ocurre esto, sino que en algunos pescados, como el atún y el salmón, porque también tienen cuerpo emocional y reviven muy fuertemente los impactos emocionales.

Nosotros somos lo que comemos. Cuando tomamos restos de un animal que ha muerto, también somos esa muerte, la revivimos y la sentimos. El cuerpo emocional de aquel animal se une al nuestro y esta unión es tan fuerte que consigue que aquellos niños que nacen sin miedo, aprendan el temor, el susto e incluso la ansiedad que se vive ante la muerte, o el miedo al cautiverio.

Cuando un niño espiritual toma alimentos cárnicos, realmente su vibración está descendiendo a prácticamente 1/3 de todo su potencial. Su aura decrece y los colores de su aura se van ensuciando poco a poco, quedando con tonos grisáceos, oscuros en algunas zonas. La pérdida de contacto con ciertas realidades, al no ser capaces estos niños de evitar esta tendencia por imposición social, hace que la conciencia del niño se vea oscurecida, perdiéndose parte de sus potenciales, que quizás algún día pueda recuperar cuando tome conciencia de la “trampa” a la que ha estado sometida desde su infancia.

Falsos mitos

Escucho en muchas ocasiones que “a los niños les encanta la carne”, y realmente es así, pero se refiere a esos niños que han sido acostumbrados desde la más temprana edad a tomar carne casi cada día. Por ejemplo, empezando ya desde muy tierna infancia con papillas que ya contienen carnes o pescados. Al
 acostumbrarse los niños tan pronto a esta emoción de la muerte del animal y a estas visiones, su mente acaba marginando esta experiencia y niegan (al igual que un adulto) que esto pueda ocurrir y se centran, tal y como les enseñan, en el “sabor”. Así los niños son acostumbrados desde muy pequeños a los sabores fuertes, a los azúcares, a los productos muy salados, y olvidan la esencia de la alimentación, que es la nutrición.

La fuerte presión social es la responsable de esta “resignación” de los niños, que acaban adaptándose muchas veces porque necesitan del afecto y el cariño de sus familiares, y más adelante, en la adolescencia, de sus amistades.

Carnes y parásitos etéricos
Pero eso no es todo: cuando los alimentos cárnicos han sido preparados con mezcla de varios animales, el resultado puede ser muy negativo. Al triturar la carne también se tritura el cuerpo emocional y etérico, y al mezclarlo con otros animales se está mezclando una “masa” etérica y emocional de vibraciones muy bajas, vibraciones enteras de muerte, miedo, desesperación… A esta masa se adhieren de forma natural pequeñas entidades o parásitos que se alimentan de bajas pasiones o de cuerpos emocionales muy enfermos.

Esto hace que cuando una persona se alimente de estos productos, hablamos de salchichas, hamburguesas, ciertos embutidos… esté alimentándose también de estas pequeñas entidades que lo que van a hacer, poco a poco, es debilitar los cuerpos sutiles energéticos de la persona. En caso de que sea un niño quien esté ingiriendo estos productos, se acelera este debilitamiento pues sus cuerpos sutiles son más pequeños. Así, en solo unos días se puede ver cómo el cuerpo emocional de un niño que se ha alimentado de hamburguesas, se empobrezca y se dañe en gran parte, y no se forme adecuadamente.

También decir que el cuerpo energético de un niño no está preparado para la adecuada asimilación de carnes hasta los 2 años de edad. Esto significa que cuando un niño menor de 2 años come carne, está bloqueando el crecimiento normal de su cuerpo emocional, mental y etérico.

El nuevo ADN y la alimentación
El sistema de alimentación actual es de muy vieja energía, y no permite un verdadero desarrollo ni crecimiento interior. Este sistema está basado en el sufrimiento, en las bajas vibraciones, y en la gula. Se trata de apaciguar un instinto de supervivencia como es el hambre, llenando el estómago de forma desmesurada, porque hablamos de un hambre feroz, animalesca, debido a nuestra parte ADN de animal que aún conservamos, pero que tiende a desaparecer en los nuevos niños.

Genéticamente, en la vieja energía estábamos codificados para necesitar alimentos animales y desearlos. Este tipo de malformación genética ha hecho que durante muchos siglos las personas continúen estancadas en esta vieja vibración. En la nueva energía, y más en los niños configurados con un nuevo ADN bastante más limpio, no existe lo carnívoro, ni entre los humanos ni en la naturaleza. Todo esto tiende a desaparecer, los niños ya vienen con un sistema genético preparado que en muchas ocasiones les permitirá incluso sobrevivir sin alimentos físicos, nutriéndose de energía solar o pránica.

Aquellas personas que están en un proceso de despertar son conscientes de la necesidad de comer con conciencia, de dejar la alimentación cárnica y la gula a un lado, de pasar a un nivel de nutrición superior para continuar en su proceso de ascensión. Sabiendo esto, ¿por qué vamos a seguir alimentando a los niños con algo que sabemos que no es adecuado ni para ellos ni para el planeta?

Conclusiones

A nivel energético, la ingesta de productos cárnicos elaborados (la mayoría de los actuales son así) es extremadamente dañina. Los niños, además, se acostumbran a esta densidad de emociones y a mantener un cuerpo etérico desgastado y acaban por olvidar el verdadero sentimiento de rechazo que estos productos les producen de forma natural.

Cuando la ingesta de carne ya es habitual en un niño, éste puede incluso perder gran parte del contacto con los seres vivos, con los devas de la naturaleza y lo más sorprendente, puede aprender el miedo y la muerte como algo propio.

No debemos permitir que los nuevos niños espirituales se contaminen con estas bajas vibraciones. Respetemos el deseo de muchos niños que prefieren no comer carne, a los que muchas veces se les obliga a “convertirse” a esa línea de alimentación.

Fuente: www.mensajesespirituales.net
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Muchas Gracias!!!)
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanto esta nota, esta muy bien explicado todo.-

muchisimas gracias por tan importante material.-

ana

Anónimo dijo...

Me encanto esta nota, esta muy bien explicado todo.-

muchisimas gracias por tan importante material.-

ana

Anónimo dijo...

Genial esto, soy vegetariana hace bastante, y siempre pensé lo mismo! pero obviamente, cuando te ofrecen un pancho y vos decís NO, GRACIAS, SOY VEGETARIANA, pueden pasar tres cosas: se te cagan de risa en la cara y te dicen que sos una rompe pelotas, o *cuando recién empezás* te dicen que no vas a durar, o te dicen PERO NO TE TENTÁS CON UN RE ASADO! Ajaja. NO! Pero bueh, es la sociedad que nos toca vivir.

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POR AMOR Y RESPETO A LOS ANIMALE
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